«Tendemos a pensar que la esperanza como el amor son sentimientos, pero no, son actitudes. La esperanza es la actitud que nos provoca la confianza en que las cosas van a ser mejores en el futuro…»
Fernando Sánchez Aranaz (Donostia/San Sebastián, 1953), historiador, escritor y periodista.
Ha trabajado en el mundo de los movimientos sociales y en el campo de la gestión cultural. Colaborador en diversos medios de comunicación.
Ha publicado trabajos sobre la situación vivida en su país, como “La Noviolencia en Euskal Herria, una esperanza” (1989) y “Tolerancia, el Medio y el Reto” (2000)
Hoy en el Grupo Editorial Europa entrevistamos a Fernando Sánchez Aranaz por su libro «Pájaros de Alas Cortadas»
Estamos muy interesados en descubrir lo que nuestro autor tiene que decir acerca de su obra..
Preparados, listos ¡ya!
¿Cuáles son sus principales fuentes de inspiración?
Es difícil responder a esto, porque a uno se le pasan muchas ideas por la cabeza, muchas cosas que me gustaría estudiar y comunicar.
Para empezar he de decir que yo soy historiador y, como tal, creo que al relatar hechos históricos debo ceñirme al relato de los acontecimientos tal como fueron, aunque a menudo las cosas no hayan sucedido como a mí me hubiera gustado.
Otras veces puede haber sucesos o puntos de vista que suponemos que hubieran podido pasar, incluso personajes que echamos en falta porque dejan huecos en el relato.
Para eso está la literatura, la narrativa, la ficción, para dar rienda suelta a la imaginación, para conjeturar cómo pudo ser el pasado, no el de las monarquías y las batallas, las conquistas, las victorias y las derrotas, sino el de la gente corriente, la intrahistoria que diría Miguel de Unamuno.
En definitiva, mis fuentes de inspiración, para la narrativa, pueden estar en la historia, en los hechos del pasado, vistos desde un presente que enseguida se convierte a su vez en pasado, pero una historia y un presente en los que los protagonistas son esos hombres y esas mujeres que llamamos corrientes, sabiendo que cada uno de ellos y de ellas es un mundo.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Yo pertenezco a un país, Vascona, con una historia complicada.
Así ha sido también en los últimos tiempos. Ante el conflicto de mi país, aún no resuelto, llegó un momento en el que comprendí que la violencia no era solución ni para este conflicto ni para ninguno.
Debo decir que a esa conclusión llegué gracias a mi conocimiento de la no violencia gandhiana, a través de la Comunidad del Arca fundada por Lanza del Vasto.
Existe una visión de todo esto en la que el fin de la lucha armada, se concibe como una derrota, por unos y por otros, por los que se declaran vencedores y por los vencidos, unos y otros incapaces de asumir sus errores, con lo que el resurgir del conflicto se nos hace inevitable.
Sin embargo algunos creemos que en la verdadera paz, que no es la ausencia de conflictos, sino la lucha por la justicia con armas de justicia, no debe haber ni vencedores ni vencidos. Por eso es posible ver el futuro con esperanza.
¿Cuánto vale la esperanza para usted?
Primero habría que definir ese concepto. Tendemos a penar que la esperanza, como el amor, son sentimientos, pero no, son actitudes. La esperanza es la actitud que nos provoca la confianza en que las cosas van a ser mejores en el futuro.
Para los creyentes consiste en cumplir la voluntad divina, para los no creyentes en ser consecuentes con unos principios éticos, lo que para todos debería traducirse en diálogo, en esfuerzo por convencer y no por vencer, en buscar la verdad que hay en el otro y el error en cada uno de nosotros.
Sin activa búsqueda de la Verdad, con mayúscula, la esperanza no tiene sentido.
¿Qué representan los “Pájaros de Alas Cortadas»?
La imagen no es mía, sino del poeta vasco Joxean Artze, fallecido en 2018.
Alguien que, como suele suceder, no ha sido suficientemente valorado, esa es mi opinión.
En un poema suyo, al que puso música el también genial Mikel Laboa, en una canción que se ha convertido en un himno, dice en nuestra lengua, el euskara, que si le cortáramos las alas al pájaro sería nuestro y no se nos podría escapar, pero entonces ya no sería pájaro y nosotros amamos al pájaro tal como es. En definitiva, no podemos transformar a lo que amamos, sea una persona o un pueblo, a nuestra conveniencia, según nuestro interés, si les impedimos volar dejarían de ser lo que amamos.
La canción lleva por título “Txoria txori” -«el pájaro pájaro»-, lo que es y debe ser así, si tiene que cambiar ya lo hará por sí mismo. Claro que hay pájaros que han perdido su capacidad de volar, pero por algo se les llama “Pájaros bobos”.
¿Cuáles son sus planes para el futuro?
Sigo trabajando en los dos campos que he mencionado, la historia y la narrativa.
Tras “Pájaros de Alas Cortadas” he publicado este año un libro sobre el rey Carlos II de Navarra y “País de Banderizos”, unas conversaciones con Joxemi Latasa, un exmiembro de ETA y amigo mío, que experimentó una interesantísima evolución ideológica y personal.
Sobre el mismo tema, la situación vivida en mi país en el reciente pasado, trata mi novela “¡Aire!”, en busca de editor. Se trata de la historia de un joven vasco hasta el año 1977, que escarba en sus raíces, las de su pueblo y las de su propio ser.
Trabajo ahora en una historia de la Compañía de Jesús y en otras ideas, tanto sobre asuntos históricos como de narrativa.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Fernando Sánchez Aranaz por haber respondido a nuestras preguntas y buena suerte con su libro «Pájaros de Alas Cortadas»
Deseo a todos nuestros lectores perderse en el misterio de esta lectura…
¡Hasta pronto!
Rachele