«El futuro solo cambia los juguetes que tenemos en la mano, no la intención o las intenciones que les manifestamos…»
Raúl Santamaría Martínez de la Casa nació el 4 de diciembre de 1974. Estudió sin saberlo distintas aficiones y sueños mientras la profesión (electricidad, ingeniería electrónica) se iba perdiendo por dentro.
Hoy, hablamos de «Ambos y el viento» un libro de Raúl Santamaría de la Casa publicado por el Grupo Editorial Europa.
En el Grupo Editorial Europa entrevistamos a Raúl Santamaría de la Casa para conocerlo mejor y descubrir algo más sobre su libro «Ambos y el viento».
A continuación, ofrecemos la entrevista al autor…
¡Buena lectura!
¿Cuál es su reflexión sobre el futuro?
Creo que la mejor manera de conocer el futuro de una persona es sin duda su pasado, pues también ahí, en aquel tiempo era él, y su comportamiento esencialmente ha sido, es y será el mismo (como decía Schopenhauer “el carácter de un hombre no es susceptible de mejora alguna”)
Por eso tanto el futuro individual como el general o social seguirán siendo básicamente una repetición de lo visto.
Por muchos cambios sociales y tecnológicos que pueda experimentar una sociedad o una persona, el corazón del hombre seguirá siendo el mismo.
Es por esa razón, al menos en mi opinión, por lo que las obras de Shakespeare, de Goethe, siguen siendo “recientes” para nosotros, casi como si se hubiesen escrito hoy mismo, porque escriben y describen el corazón humano.
El futuro solo cambia los juguetes que tenemos en la mano, no la intención o las intenciones que les manifestamos.
¿Hay un momento en particular que te empujó a escribir este libro?
Por supuesto, aunque ahora mismo no lo recuerdo, pero en esto estoy de acuerdo con lo que decía Luis Eduardo Aute, que en realidad todo lo que se hace son autorretratos (de hecho creo recordar que uno de sus álbumes lleva por título Autorretratos).
También Picasso decía algo parecido cuando hablaba sobre la pintura abstracta diciendo que no existe una pintura que sea totalmente abstracta, que siempre hay que partir de algo, y luego ya se podrá distorsionar todo lo que se quiera, pero primero hay que tener algo concreto, un punto de partida.
En mi caso lo que más me interesaba era la sensación que yo mismo tenía (no recuerdo motivada por qué circunstancia concreta) de indecisión, o de ráfaga o vaivén, por eso me interesaba describir el viento, (de ahí el título). Me interesaba describir el viento que uno es consigo mismo.
Por eso en el libro a veces aparece una poesía que exalta el amor verdadero o platónico, y en la siguiente a lo mejor se habla de su inexistencia.
Eso es lo que me empujó a escribir el libro, quizá no sea el motivo, pero si la sensación.
¿Cuánto vale la esperanza para usted?
¿Cuánto vale la esperanza?
Muy buena pregunta, para mí la esperanza tiene valor de sueño
¿Por qué necesita el cuerpo creer que está despierto mientras duerme?…
Pues no lo sé, pero parece que nunca puede dejar de hacerlo, que necesita verse a sí mismo como envuelto por otro mundo distinto que el nuestro, como si jugara una partida al mismo tiempo con las cartas que le tocan, y con las que sabe que le podrían haber tocado, y en el fondo nunca deja de pensar en ello.
Quizá también por su parecido con los sueños, la esperanza es igual de extraña que ellos, da igual cuantas veces cambie de cara o de cuerpo, no importa que ahora sea blanco y luego negro, contraria o inconexo, solo importa que siga pudiendo tirar del hilo, porque en mi opinión ese es el verdadero valor que hay en ella; que sirva para ser nuestro siguiente paso en el camino.
¿Cuáles son los sentimientos que inspiran su poesía?
Supongo que no se trata de un solo sentimiento, aunque eventualmente pueda escribir un libro sobre el amor (o el desamor), o cualquier otro tema, lo que inspira mi poesía es ser yo.
Sé que esto puede parecer un poco pretencioso, pero sinceramente creo que es así, en contra de la opinión (que creo general) de concederle mucho valor al esfuerzo, al trabajo, a mí siempre me ha parecido más semejante al amor, y no creo que nadie se tenga que esforzar por enamorarse, simplemente sucede.
Recuerdo una entrevista que le hicieron a Woody Allen (creo que está en el último libro suyo “A propósito de nada”) en la que dice que mucha gente le pregunta si tiene miedo a despertarse un día y no ser gracioso, a lo que responde que no, porque si eso sucediese entonces ya no sería él.
Esa me parece que es la clave de todo esto.
No hay una serie de sentimientos que inspiren poesía y otros no, al fin y al cabo hay poesías hasta sobre las moscas
¿No?
¿Qué influencia tiene el contexto social en su poesía?
Evidentemente es algo que aunque sea inconscientemente creo que siempre se filtra un poco, aunque sea de un modo muy sutil.
En mi caso, yo personalmente intento que no forme parte de mi poesía.
Es algo parecido al idioma, es bueno que evolucione, que se deje impregnar de todos los cambios, mejoras, etc que ocurran a su alrededor, pero eso también tiene una parte negativa, o no tan favorable
Es que (como cualquiera puede comprobar en su propia lengua) se pierde la conexión entre los distintos tiempos, con las personas de hace 100, 200 años.
Con la poesía (en general con todo) pasa un poco lo mismo, si se entretiene con lo que es “de hoy” por muy importante que sea para las personas vivas de este momento y su sociedad, carece de importancia para una persona como ser humano emocional, (por muy importante que sea para los avances sociales.
Por eso prefiero e intento (aunque no sé si lo consigo) que mi poesía se ubique en la persona, en todas las personas, como una especie de retrato interior de humanidad y para conseguirlo, me resulta más fácil (un poco más fácil) si empiezo por mí.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Raúl Santamaría de la Casa por haber respondido a nuestras preguntas y buena suerte con su libro «Ambos y el viento»
¡Hasta pronto!
Rachele