«En el libro están los dos aspectos de mi vida: la introspección de Levon acompaña el sentido aventurero de Ariadna, que, sin embargo, come dice ella misma, “sabe ir, pero también puede volver»
Queridos lectores, hoy vamos a conocer a La rosa de Monteverdi, escrito por Gabriella Bianco y publicado por el Grupo Editorial Europa
La rosa de Monteverdi es un libro maravilloso, una historia de amor aguda y potente que despliega ante nuestros ojos la pasión inhibida entre Ariadna y Levon a través de su juventud y dolorosa maturación
Una historia narrada con gran fuerza y belleza que da como resultado un texto de gran profundidad
Por lo tanto, en el Grupo Editorial Europa entrevistamos a Gabriella Bianco para conocerla mejor y descubrir algo más sobre su libro La rosa de Monteverdi
A continuación ofrecemos la entrevista…
¿Cuándo nació su pasión por la escritura? ¿Se imagina un mundo sin libros?
Mi pasión por la escritura nace conmigo, no me acuerdo un momento de mi vida desde la infancia que no estuviese llenado por la lectura y los libros… en realidad, creo que nació en la escuela, cuando descubrí que me encantaba aprender y sabía que quería seguir haciéndolo, que mi vida sería un largo camino en el conocimiento.
Empecé con leer todos los libros que encontraba. Entre los 11 y 16-17 años pasé los veranos leyendo hasta 2 o 3 libros por día, hasta que la luz del día declinaba y venía mi madre a decirme que iba a perder la vista, ya que leía casi sin luz. La noche leía a la luz débil del velador, y seguramente mi miopía nació en esos años de aprendizaje, ya que me interesaban más los libros que la vida misma, que llegaba filtrada por la lectura, sobre todo de novelas, pero también de ensayos filosóficos…
De ahí nació mi amor por la filosofía, que me acompaña hasta hoy. Desde la lectura a la escritura el paso es breve: mi primer ensayo fue dedicado a la pedagogía de los oprimidos de Paulo Freire. Lo anduve a visitar en la WCC (World Council of Churches) en Geneva y fue el comienzo de una amistad entre nosotros y de una vocación para mí por la educación y el pensamiento, así como por la libertad y justicia social. Los años que siguieron hasta conseguir el doctorado en la Un. de Toronto fueron años de construcción, pero no fue hasta los ‘90 que, llegada en Buenos Aires con el Instituto italiano de cultura, mi trabajo de toda la vida, explotó mi creatividad, que desde entonces no me ha abandonado. Buenos Aires es un lugar maravilloso para alimentar la creatividad y todavía considero a Buenos Aires como mi ciudad.
En el trascurso de estos años he escrito sobre todo ensayos literarios y filosóficos y me gusta destacar, entre los proyectos que más me han involucrado mental y emocionalmente: el sobre las poetisas (Emily Dickinson, Marina Tsvetaeva, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik), el proyecto sobre Cesare Pavese y Franz Kafka, el dedicado a Carlo Michelstaedter, el sobre Wolfgang A. Mozart y Magdalena, su última enamorada, y más recientemente, los libros dedicados a Walter Benjamin. Hablo de proyectos, porque cada ensayo tiene varios aspectos, que incluye la música, las artes visuales, la danza, la poesía, el teatro, colaborando con músicos y artistas de gran talento. Escribir novelas es algo muy reciente y todavía soy una simple aprendiz.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
La rosa de Monteverdi tiene muchas aristas: cuando yo iba de vez en cuando a Venecia, donde yo nací, a visitar a mis padres, en mis peregrinaciones por la ciudad, que yo conozco muy poco, ya que me fui en mi juventud, pasando por la Basilica dei Frari, veía las rosas que desconocidos, admiradores de su inmenso talento, ponían sobre su tumba, un poco escondida en una oscura capilla de la Basílica. Estos gestos me parecían maravillosamente poéticos y empecé a pensar que merecieran una historia. Llegar desde Monteverdi a Ariadna, ósea “El lamento de Arianna” abandonada por Teseo en una isla desierta, fue un paso. El tercer y último paso vino del conocimiento de un intelectual armenio, de gran sensibilidad y delicadeza, que me inspiró el personaje de Levon.
Ha sido un camino de acercamiento a los personajes y a la historia, que es, en mi entender, no solo poética, sino altamente cinematográfica. De hecho, después haber escrito un guion dedicado a Mozart & Magdalena, su última enamorada, a los cuales dediqué una novela en el año 2006 publicada en Buenos Aires y varias otras ediciones en inglés y francés, me parecía que esta historia, por primera vez con personajes totalmente inventados, fuera digna de ser escrita y sería perfecta, como la dedicada al amor entre Mozart & Magdalena, para el cine.
¿Qué significan en este libro el perdón y el equilibrio emocional, que sentido tienen en la economía de la historia y en la relación entre los personajes? Desde este punto de vista, ¿qué rol tiene el Maestro Monteverdi en el equilibrio de Ariadna?
Naturalmente había que construir una historia alrededor de estos dos personajes Ariadna y Levon, que fuera creíble y que incluyera el amor que ambos sienten por Monteverdi: de hecho, se encuentran delante de su tumba cuando Levon lanza sus rosas al divino Maestro y Ariadna, que es una violista, ósea toca el instrumento de Monteverdi, que ella considera su maestro e inspirador, se siente exaltada por este gesto, que despierta su interés y atracción.
Ariadna viene de Berlín y vive la fuga de Berlín-Este y finalmente la caída del muro en su propia ciudad. Pasan muchas cosas en la vida de Ariadna, mientras en la vida de Levon no parece suceder nada, ya que él es sobre todo un ser contemplativo y viene de una historia de familia muy dramática, que empieza en la Estambul del genocidio armenio. Llegada a Venecia, la familia se deshace y Levon y su hermano viven un drama familiar, que no llegan a superar.
Levon no tiene ningún equilibrio emocional y vive su soledad sin saber cómo superarla. Angustiado por un sentido de culpabilidad hacia sus debilidades y torpeza, sucumbe bajo el peso de su propia ineptitud e incapacidad de adaptarse a la vida. Ariadna es el fruto de sus viajes y de su curiosidad, que son también mis viajes por el mundo y mis curiosidades intelectuales y al final, se salva, o por lo menos, así parece en la historia.
En el libro están los dos aspectos de mi vida: la introspección de Levon acompaña el sentido aventurero de Ariadna, que, sin embargo, come dice ella misma, “sabe ir, pero también puede volver”. Construir personajes así es bastante complejo y creo me queda todavía mucho camino para recorrer en la maduración de mi escritura literaria y poética. Esto está en mi futuro, junto con la concreción de varios ensayos filosóficos, ya casi listos para la imprenta. Esto es el único futuro posible para alguien como yo que considera la escritura una razón de vida.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Gabriella Bianco por habernos dedicado su tiempo y le deseamos buena suerte con su libro La rosa de Monteverdi
Esto es todo por hoy, ¡nos vemos la próxima!
¡Hasta pronto!
Rachele