«La más precisa y profunda filosofía no está en los pasajes difíciles y oscuros, sino con frecuencia en los refranes, chistes, giros sutiles, expresiones diáfanas del sentido común…»
Queridos lectores, hoy vamos a hablar de Por qué soy monárquico, y republicano, escrito por Fernando Carbonell y publicado por el Grupo Editorial Europa
Mientras tanto, vamos a averiguar un poco más sobre quien nuestro autor…
Fernando Carbonell, educado en la filosofía analítica del lenguaje, de tradición anglosajona, profundizó sus experiencias desde el lenguaje científico, al artístico, al gestual, al visual o al sonoro. Al principio, siguiendo los horizontes de la poesía concreta contemporánea.
Ha dado conferencias sobre tradiciones de lenguajes sin palabras, incorporando, en su propia voz, canciones de tradiciones místicas. Sus años de aprendizaje con la gran cantante Sofía Noel, que divulgó la canción sefardí desde los años 50, y con Majid Javadi, cantor e instrumentista sufí persa, encuentran ahí desarrollo.
Por qué soy monárquico, y republicano es un maravilloso ensayo sobre la defensa de la Monarquía como algo que no se opone totalmente la República, porque a pesar de las diferencias, también pueden existir y coexistir características comunes…
En el Grupo Editorial Europa entrevistamos a Fernando Carbonell para conocerlo mejor y descubrir algo más sobre su obra…
A continuación ofrecemos la entrevista…
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
Que desde la primera línea verán que este es un libro de filosofía. Pero que ellos, lectores ⸺ él, ella ⸺ son filósofos, como todos los seres humanos. Que la más precisa y profunda filosofía no está en los pasajes difíciles y oscuros, sino con frecuencia en los refranes, chistes, giros sutiles, expresiones diáfanas del sentido común.
Que todo el razonamiento del libro sigue una estricta lógica constructiva. Pero lo hace a través de un lenguaje hablado, coloquial.
Puede el lector imaginar que está, entre las líneas del libro, charlando con varios diferentes contertulios. Digamos, que algo así como cuatro. Cuando habla el propio lector, o alguien muy cercano, la lectura se hace fluida y rápida, transparente de entrada. Otras veces parece que ha intervenido otra mentalidad, y la lectura cambia el ritmo. Incluso alguna vez parece un texto distante, y hay que pararse, y volver… más despacio, hasta hacerlo transparente… o dejarlo, y pasar al siguiente. Ya se volverá… o quizá no.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Empecé a prepararlo hace mucho mucho tiempo. Ni hablaba aún. Entre sueños… y cuentos que me contaban. O sea, he estado preparándolo toda la vida, pues de la vida se trata. Pero destacaré sólo dos momentos.
Uno fue cuando Juan Carlos I dio el título de Marqués de Bradomín, hasta entonces ficticio y literario, al hijo del autor del personaje, al hijo de Valle-Inclán.
El otro momento fue cuando, encerradas mis ideas en esa caja fuerte que es el secreto para que no se desvanezcan en habladurías y lleguen a la realidad con su sazón, en una fiesta, quizá una boda, me encontré con alguien en el extremo de una barra. Dijimos algo del tema. Y la circunstancia me hizo atreverme a romper, por un agujerito, el secreto, y anunciarle a mi secreto interlocutor que publicaría con mis ideas un libro al respecto.
Pasó el tiempo. A veces, desiertos de inactividad. Pero un discurso es un ser vivo, que aunque detenido, duerme… como un dragón, que cuando vuelves a él sigue su vida y desarrollo como si no hubieran sido interrumpidos.
Por último, los debates últimamente en el mundo al respecto, me urgieron a darle forma y punto.
¿Qué se siente al publicar un libro?
Toda una vida. Sobre todo si el libro tiene remotas raíces como este. Todas acuden, al publicarse.
Cada libro lleva, claro, sensaciones diferentes. Pero algunas quizá aparezcan en todos.
Las sensaciones del autor son reflejo, casi idénticas, a las del lector. Pregúntese el lector qué siente. La incertidumbre, el vértigo, la duda, el vacío, al pasar de una palabra del libro a la siguiente, son las mismas que las del autor al escribirlo. Los dos llevan consigo toda sus vidas y pensamientos, con los que deben entender y componer el discurso. Y en cada paso sienten el riesgo. A veces el orgullo, y siempre la vergüenza.
Pero sí tienen algo diferente. La escena. Si sus sentimientos ⸺ lector y autor ⸺ se reflejan, están a uno y otro lado del espejo. Para el escritor sus pasos caen, construyen, la escena… Pública. Ahí, los riesgos, orgullos, vergüenzas, serán físicos, al publicarse, desparramados por la sociedad. En cambio, la escena para el lector, que también la tiene, es interior. No sé si más o menos peligrosa.
Agradezco a mis primeros lectores, de Europa Ediciones, su sabiduría, su entusiasmo por las ideas imprevistas, la delicadísima detección del espíritu más allá de las palabras.
¿Por qué eligió ese título?
Por amor al lenguaje literal. El título dice exactamente lo que el libro contiene.
También, por rechazar lo irracional, en la política, que es la división en bandas. Monárquicos y republicanos. He querido reunirlas a ambas un momento en el título y en el libro, para que debatan, y nosotros con ellos, para medir las supuestas diferencias.
También elegí ese título, para interesar desde el propio título a ambas bandas y que acudan, y se produzca en el texto ese encuentro, necesario para la razón, la verdad y la libertad.
Pero sé que ese encuentro de ambas bandas en el texto puede provocar que ambas se opongan al mismo. Que ambas bandas consideren que el texto, que pretende estar con todos, desde luego no está con ellos. Que es del enemigo. O quizá no está con ninguna, enemigo de ambas.
Y la pretendida concordia lleve, al contrario, a acentuar la discordia, quizá con el autor como común chivo expiatorio.
¿Qué van a encontrar los lectores entre las páginas de su libro?
No lo sabremos nunca, pues el pensamiento cambia. Cada lectura es diferente.
Una hora, digamos, después de haber leído un pensamiento, éste ya ha cambiado. Asentándose, ha empezado a tener perspectivas. Más, al día siguiente. O a la semana. Al mes ya lleva tiempo desdibujándose, mezclándose con el mundo. No siempre está claro si nos va apartando de nosotros mismos o nos está haciendo conocernos mejor.
Vuélvase al libro un año después. El lector habrá cambiado. El libro también.
Dije al principio que el lector encontrará aquí un libro de filosofía. Viva. Propia y ajena. Cambiante de forma impredecible.
Por eso, en el tráfico de ideas haciéndose y deshaciéndose en el tiempo que este libro genera, entre el enjambre de intenciones que las empujan y las encienden, no se encontrará la intención del autor de vencer ni convencer con ellas. Quizá suceda, en algún razonamiento. Pero no es la intención del autor. Sino que, superado el miedo y la vergüenza de publicarlas, la intención es la de encontrar disensión, refutación de lo que aquí se dice y el autor piensa. Para que cambie su pensamiento. El pensamiento cambia. Convencer lo fija. Disentir puede cambiarlo. Y pensamiento fijado es pensamiento muerto.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Fernando Carbonell por haber respondido a nuestras preguntas y le deseamos buena suerte con su libro Por qué soy monárquico, y republicano
Esto es todo por hoy, ¡nos vemos la próxima…
Rachele