«Todos mis antepasados han aportado riqueza espiritual a mi vida, incluso aquellos con los que no coincidí me ayudaron, motivándome con la historia de su esfuerzo y buen hacer…»
Queridos lectores, hoy vamos a hablar de Calabazas en el mar, escrito por Blanca Canal y publicado por el Grupo Editorial Europa
Calabazas en el mar es un libro autobiográfico que nos cuenta del tiempo que pasa a través del retrato de la familia de Blanca Canal.
Cuatro o cinco generaciones de hombres y mujeres como ejemplo de sobrevivencia, y fuerza de voluntad…
Calabazas en el mar, publicado por el Grupo Editorial, nos ha parecido tan atractivo e interesante que hemos decidido conversar con Blanca Canal para conocerla mejor…
A continuación ofrecemos la entrevista…
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
Me gustaría animarles a investigar a fondo su propia historia familiar, también a escribirla y dejarla en legado a los que vengan detrás.
Creo que todos en nuestro interior tenemos inquietudes similares en distintas etapas. Y en ellas, pensamos sobre nuestros orígenes, independientemente de creencias.
El parecerte a alguien físicamente de tu familia a veces lleva implícito una forma de ser, que aunque científicamente no es explicable porque no hemos coincidido con ese antepasado en tiempo y lugar, está ahí.
El asemejarnos a alguien no sólo físicamente no nos hace ser “una copia” de esa persona, sino que nos da una identidad.
En la incansable búsqueda del ser humano para superar derrotas, traiciones y falsedades (que tarde o temprano acaban sucediéndose) está la positividad de la persona para hacerles frente, para poder no sólo subsistir, sino ser feliz.
Y la positividad existe cuando la persona se siente segura de sí misma, y para ello contribuye mucho el conocer “los orígenes”.
Es como una balanza entre lo que soy y lo que puedo ser.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Tenía mis apuntes, fotos y documentos. Vi un anuncio en el facebook que buscaba biografías y escribí.
Hace nueve años que faltan mis padres. Los echo mucho de menos.
Con mi padre siempre tuve una relación especial.
Él siempre me unió mucho a la familia de ambos lados, y salvo “el secreto de los Riestra” que se fue con él a la tumba, y descubrí después, la mayor parte de las historias que relato en el libro me las transmitió él.
Luego las fui encajando con documentos que me dejó en fechas y lugares en concreto.
Tuve un fallo ya escrito el libro en Estebana la bisabuela. Mi padre sostenía que vivió 80 años y situé su fallecimiento en el año 1942, ya acabado el libro recibí de mi prima la esquela y vi que había un error de dos años y que en realidad Estebana había fallecido en el 1940 a los 78 años.
Si no hubiera visto el anuncio y Kristina Dimitrova me hubiera animado a escribirlo, creo que nunca lo hubiera hecho.
¿Por qué eligió ese título?
Lo elegí en parte por mis orígenes, muy arraigados al campo y la tierra, en contraste con mi vida cerca del mar.
También porque cuando paseo por la playa de San Lorenzo en Gijón imagino en lugar de la anaranjada arena, grandes plantaciones de calabazas mecidas por el mar de fondo.
Mi madre tenía una predisposición muy especial para escribir y la literatura en general. De entre sus artículos de juventud que conservo, elegí dos para que todos los lectores pudieran deleitarse con ellos.
El que más describe su “fina ironía”, su forma de escribir fluida y su amena manera de explicar cualquiera acontecimiento es “Se acercan las calabazas”. ¡Y mamá amaba tanto el mar!. Para ella el mar era su medio natural como para mí lo es el campo.
Si, no había duda: las calabazas estaban en mi mente y mi mezcla de orígenes, pero mamá puso la nota final… el libro tenía que llamarse: “Calabazas en el mar”.
¿Qué representan sus antepasados?
Representan mucho tanto genéticamente como en su espíritu de seguir siempre adelante.
Los antepasados que vivían en Asturias como contraste con los de Castilla la vieja, eran pobres.
Algunos tan pobres que tuvieron que mandar a mi abuelo (su primogénito) con seis años a trabajar para poder subsistir.
Esto no desalentó ni a ellos ni al abuelo que saliendo de la nada y con su trabajo y esfuerzo llegaría a crear una fábrica. La experiencia de salir de casa tan niño no le hizo envanecerse cuando las cosas le fueron bien, sino al contrario fue un patrón respetuoso con las mayoritariamente mujeres que trabajaban para él, casi un “feminista de la época”, si bien es verdad que mi abuela Isabel le apoyaba.
Fue muy querido, siempre cercano, simpático, generoso con sus amigos y “paisanos”, cariñoso con su familia. El niño feliz que habitaba en él lo acompañó hasta su final.
Todos mis antepasados han aportado riqueza espiritual a mi vida, incluso aquellos con los que no coincidí me ayudaron, motivándome con la historia de su esfuerzo y buen hacer.
¿Qué van a encontrar sus lectores entre las páginas de su libro?
Van a encontrar un poco de todo, según su propia sensibilidad. Y hasta es posible que cada uno se vea reflejado en alguno de los personajes en particular.
Creo que el libro también puede trasmitir esperanza de que con esfuerzo todo es posible.
Los dos primeros capítulos son sencillo y fluidos. Creo que pueden agradar al público en general.
Los dos siguientes entran muchos más personajes en acción y puede costar un poco más situarse.
Me agradaría que lo leyeran pausadamente, situándose en la parte de la historia que están viviendo,
intentando profundizar en los personajes, sus sentimientos, y decisiones ante determinados acontecimientos.
Haciéndolo así creo que los lectores como en una película irán más allá de lo escrito, ya que captaran sentimientos no descritos pero subyacentes.
Los dos últimos capítulos “Severino” y “Maria Cristina” mis padres, son como dos barcos que confluyen y llegan juntos a puerto. Su vida no tendría sentido sin los cuatro capítulos anteriores.
Los lectores que consigan llegar a estos dos últimos capítulos verán cuanto han trasmitido los antepasados a mis padres y como todo ello marcó sus vidas.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Blanca Canal por haber respondido a nuestras preguntas y le deseamos buena suerte con Calabazas en el mar
Esto es todo por hoy… nos vemos la próxima…
Rachele