«Mi experiencia es que son tantas las facetas que nos puede aportar su estudio que no se requiere ninguna especialización. Simplemente se requiere observar. Vaya, como hicieron los propios griegos en la Grecia clásica…»
Queridos lectores, hoy vamos a hablar de Una semana en Atenas, escrito por el arquitecto Alfonso Pastor y publicado por el Grupo Editorial Europa
Una semana en Atenas es un relato de un viaje a la ciudad de Atenas. Una experiencia de vida que plantea muchas preguntas sobre la ciudad, y sobre Grecia en general.
Interesante, ¿verdad?
Por lo tanto, en el Grupo Editorial Europa entrevistamos a Alfonso Pastor para conocerlo mejor y descubrir algo más sobre Una semana en Atenas.
Ya estamos listos para leer nuestra entrevista…
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
Sencillamente, que disfruten leyendo el libro tanto como yo disfruté escribiéndolo. No soy ningún erudito, y menos sobre la cultura y la historia griegas, pero mi experiencia es que son tantas las facetas que nos puede aportar su estudio que no se requiere ninguna especialización. Simplemente se requiere observar. Vaya, como hicieron los propios griegos en la Grecia clásica.
Sorprende descubrir que el funcionamiento social y político de aquella gente tenía una madurez tan elevada y, después de todo, tan igualitaria. Por ejemplo, el concepto de isonomía (parecido a lo que nosotros entendemos por democracia) se quiso extender a todo el ámbito de lo griego y fue, incluso, el elemento conceptual que subyace en la traza de las ciudades colonia griegas. Democracia y ciudad eran conceptos que, para un griego, estaban muy próximos, de manera que la propia Atenas, dividida en tribus, supo encontrar la manera de que todas y cada una de ellas tuvieran su representación, su voto y, por supuesto, su responsabilidad, en los elementos de gobierno de la ciudad. Cosas todas ellas que echamos de menos hoy.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Este libro es el relato de una experiencia concreta: mi viaje a la ciudad de Atenas. Aunque inicialmente no me había propuesto escribir un libro, la visita a la ciudad fue poco a poco planteándome una serie de preguntas que necesitaban ser formuladas. Al final eran tantas que no sabía cómo hacerlo si no era escribiéndolas. El libro, en el fondo, es más un recordatorio de las preguntas que de las respuestas, sobre Atenas en particular, sobre Grecia en general y sobre la civilización, si pienso en el más amplio sentido.
Cuando se lee algo sobre la historia de Grecia, cada vez se va haciendo más evidente una cuestión: ¿Cómo fue que, después de la experiencia de Atenas en su período clásico (siglo V antes de Cristo) el hombre occidental no haya recuperado su autonomía individual, en términos de representación ciudadana?
Recordemos que esa autonomía, que los atenienses habían conseguido usurpando el poder a los tiranos, les fue de nuevo arrebatada cuando sucumbieron ante Esparta.
¿Por qué eligió Grecia?
En realidad, fue Grecia la que me eligió a mí. Solamente tuve que dejarme llevar. Por otro lado, por mi profesión de arquitecto, siempre he sentido como una ausencia al no haber podido viajar hasta ahora, para ver in situ las obras griegas. Eso avivó las expectativas sobre Atenas, así que, cuando visité la Acrópolis, por ejemplo, me sentía un heleno más a la búsqueda de mi pasado.
Pero la arquitectura, por supuesto, no lo es todo. Sumergirse en la cultura griega clásica supone entender por qué, por ejemplo, tenía sentido una obra teatral como Las Troyanas, de Eurípides, un autor que se siente interesado por el devenir de las mujeres prisioneras de Troya, la enemiga de Atenas, pero que mucho más atraído por su espíritu antibelicista.
Si se lee desde ese punto de vista, no es difícil que uno llegue a conmoverse, como tampoco lo es entender por qué, en las escuelas de Atenas, la asistencia a las representaciones teatrales era obligada.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
Desde siempre he tenido tendencia a registrar mis experiencias en forma de diario, de pequeños relatos o, cuando se trata de un viaje, por qué no, en forma de una narración novelada.
Recuerdo que mi primer escrito fue un cuento sin pies ni cabeza, casi sin final tampoco. Sucedían cosas y más cosas, pero no había un objetivo. Era muy pequeño, claro. La primera narración con propósito de serlo se llamaba, creo recordar, La amapola. También era muy joven y, aunque quería decir algo, no sabía muy bien qué ni cómo. Quedó como una narración reflejo de las ansiedades juveniles, sin más.
Donde me siento realmente cómodo es relatando esas experiencias mías y, ya a mi edad, me divierte mezclarlas con apuntes históricos, artísticos, literarios, cogidos de aquí y de allá. La madurez tiene eso: es el período en que muchos acontecimientos de la vida que habían sido meras anécdotas encuentran su encaje en una especie de propósito común. En cualquier caso, en todos los escritos hay un tono autobiográfico. Se me da mal la ficción.
¿Por qué eligió ese título?
El título es evidente y, por otra parte, muy ‘redondo’: Una semana en Atenas. Tal vez es el subtítulo lo más sugestivo: Entre la deconstrucción del país y el rescate de nuestros orígenes.
Hay que tener en cuenta que mi visita tuvo lugar poco antes de la votación llevada a cabo en Grecia acerca de la aceptación o no de las medidas impuestas desde Europa para que esta ‘pudiera’ rescatarla. En el fondo, y como digo en el preámbulo del libro, aceptar si continuar o no dentro de la Unión Europea. Un ‘no’ era, lógicamente, la despedida de Grecia que, no olvidemos, entró en la UE bastante antes que España. Me es muy difícil pensar lo que hubiera sucedido si los griegos hubiesen votado ‘no’ a Europa en aquellos comicios.
Coincidió también que el viaje se realizó cuando el Partenón estaba en obras, justamente. De manera que el argumento estaba servido: se deconstruye Grecia (nuestro origen) para poder reconocernos como Europa. Ese es, además, el sentido de la fotografía de la portada, que yo mismo tomé.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Alfonso Pastor por habernos dedicado su tiempo y le deseamos buena suerte con Una semana en Atenas.
Nos mantenemos en contacto y sintonizados. ¡Hasta prontito!
Rachele