«Una novela de ficción lo es porque no se basa en hechos históricos, pero eso no significa que lo que se cuenta no haya pasado o no pueda pasar. Me gustaría que mis lectores pudieran vivir en primera persona lo que le sucede, al menos, a alguno de mis personajes e involucrarse en la trama hasta llegar al punto final…»
Queridos lectore, hoy vamos a hablar de La niebla de los recuerdos, escrito por Antonio Ulled y publicado por el Grupo Editorial Europa
La niebla de los recuerdos es una obra genial, llena de vida y de historia, que se desarrolla a través de los sentimientos, del arte y de la guerra… ¡una mezcla explosiva!
La niebla de los recuerdos, publicado por el Grupo Editorial Europa, nos ha parecido tan atractivo e interesante que hemos decidido conversar con Antonio Ulled para descubrir algo más…
A continuación ofrecemos la entrevista al autor…
¡Buena lectura!
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
Al iniciar esta aventura, cuando decidí pasar de escribir en mi blog y de hacer cortos relatos para mis hijos, nietos y amigos, me dije a mismo que me apetecía escribir algo más serio, con más enjundia.
Me dije que era un arquitecto jubilado, a quien como a tantos jubilados, supongo, le había dado por escribir. Sentí vértigo.
Desde mis primeros relatos, he observado que, en cierto modo, hilvanar una frase acertada exige un método semejante al de diseñar un edificio, sustituyendo los ladrillos por palabras, y desde la primera página en blanco ir emborronando cuartillas hasta dar con el diseño o composición deseada.
Pasé los dos últimos años, antes de esta terrible pandemia que nos afectó a todos, escribiendo en mi blog pero sobre todo luchando con dos novelas, una de las cuales conseguí terminar en noviembre de 2020.
Una novela de ficción lo es porque no se basa en hechos históricos, pero eso no significa que lo que se cuenta no haya pasado o no pueda pasar. Me gustaría que mis lectores pudieran vivir en primera persona lo que le sucede, al menos, a alguno de mis personajes e involucrarse en la trama hasta llegar al punto final.
Hoy, cuando ya he terminado mi segunda novela y estoy escribiendo la tercera, he aprendido que la maravilla de la literatura, de los libros, es el intercambio que se produce entre escritor y lector, entre los personajes de la ficción y los que recrea el lector al recorrer sus vidas. Hoy me gusta escribir y conocer si mis historias han ayudado o servido a otros, los lectores, para algo. Entretenimiento, reflexión, conocimiento.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Sin duda lo hay. Lo recuerdo muy bien, pues después de aquel momento comencé a tomar notas y hacer apuntes durante un periodo bastante largo.
En el año 2003 el Museo del Prado realizó la exposición “ARTE PROTEGIDO: MEMORIA DE LA JUNTA DEL TESORO ARTÍSTICO DURANTE LA GUERRA CIVIL”, sobre un asunto inédito hasta ese momento, con el objetivo de rescatar de la historia la brillante gesta que vivieron los técnicos del Museo cuando durante la guerra civil el Gobierno de la II República ordenó trasladar las obras pictóricas y bienes artísticos más valiosos, fundamentalmente del propio Museo.
Con la exposición se editó un libro en el que se aborda todo el proceso del traslado desde el Museo del Prado a las Torres de Serranos de Valencia, luego a varios edificios cercanos a Barcelona como el Monasterio de Pedralbes y sendas casas en Saint Hilari Salcalm y Viladrau. Poco después, con el avance franquista, acompañaron las obras la huida del gobierno a los Castillos de Figueras y Perelada, para acabar el periplo nacional en las minas de talco de La Vajol, antes de emprender el viaje final a Ginebra. No es momento de justificar la decisión de ese peligrosísimo traslado durante varios años, ni tampoco de lo contrario, pero lo que sí es seguro es que solo la pericia y habilidad de los restauradores del museo que acompañaron las obras todo ese tiempo nos permite hoy en día disfrutar de una maravillosa visita al museo.
Documentándome de todo ese proceso viajero, una tarde me vino a la mente una pregunta: ¿Cómo es posible que a nadie se le ocurriera robar una, varias o muchas obras de arte, por más que se suponía que estaban protegidas? Después me hice la siguiente: ¿Y si lo hicieron?
Así comenzó la génesis de esta novela.
¿En qué escritores se inspiró?
Esta pregunta no es que me sea difícil de responder, me es más bien imposible. La lectura de cientos de libros a lo largo de mi vida, siempre he sido un ávido lector, desde la infancia con diez o doce años, cuando mi madre se hizo socia del Círculo de Lectores y todos los meses me hacía escoger dos novelas. Incluso en las épocas de más trabajo profesional buscaba los momentos para la lectura. Durante el viaje en avión o en tren, por las noches en los hoteles y en casa durante la siesta que nunca me echo y antes de dormir, pero nunca en la cama. Todo lo que he leído de tantos autores, inevitablemente, habrá influido en mi forma de escribir.
En todo caso, podría citar mis autores favoritos en español de distintas épocas pero eso no respondería la pregunta.
Miguel de Unamuno con su Níbola, San Manuel bueno y mártir o Abel Sánchez.
Gabriel García Márquez con su Cien años de soledad, Crónica de una muerte anunciada o El otoño del patriarca
Mario Vargas Llosa con Conversación en la Catedral, La ciudad y los perros o La fiesta del chivo
Leonardo Padura con la tetralogía de su Mario Conde, El hombre que amaba los perros o El Hereje
Arturo Pérez Reverte con la serie Falcó, Patente de corso o La carta esférica
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
Dentro de mi fe en las serendipias que nos suceden, lo advirtamos o no, por una extraña carambola profesional en una reunión de varios arquitectos en el antiguo MOPU me tocó en suerte, la realidad es que todos los demás asistentes se excusaron, gestionar el libro de prestigio del “Primer encuentro internacional sobre la ciudad” a celebrar en Lima en 1983. Tenía carta abierta pues no había ninguna idea previa. De ese modo decidí el tema del libro, su contenido y su formato y extensión. En unos meses, con la colaboración de otros destacados arquitectos escribimos “Madrid: de la restauración singular a la rehabilitación integrada”. Esa fue mi primera experiencia escribiendo un libro, profesional, pero libro al fin y al cabo. Como la experiencia salió bien me encargó la Secretaría de Estado de Turismo un segundo libro en el que seguí la misma metodología que en el anterior. Se publicó en español e inglés en 1985 y se llamó “La recuperación de edificios históricos para usos turísticos. La experiencia española”.
Estas dos libros creo que despertaron en mí el gusto por escribir. Fue poco después cuando comencé a escribir relatos cortos para mis hijos, mis nietos o para algún amigo, con ocasión de un cumpleaños, de un evento o más frecuentemente en las Navidades. Cuando murió mi madre en 2004 y al tener yo mismo un grave accidente profesional en una obra, me di cuenta de lo poco que sabían mis hijos y mis amigos de la historia de mi familia y de mí mismo. Decidí unos años después abrir un blog que titulé PALABRAS EN LA NIEBLA con este subtítulo “Nadie es olvidado si permanece en la memoria de sus amigos y descendientes. Nada se olvida, aunque permanezca oculto en la niebla de los recuerdos, si está escrito.”
¿Por qué eligió ese título?
Inicialmente, al terminar de escribir la novela, me gustó llamarla EL ÚLTIMO BESO, porque durante la trama hay varios personajes que se aman con pasión y naturalmente se besan, aunque algunos de ellos no saben que será el último beso. Rafael y Sagrario se aman y se casan durante la guerra civil, Ambrosio y Sandra se aman y planean escaparse de Sesa, Abraham y Nadia se conocen en el museo del Prado y emprenden una vida juntos. Hay un cuadro que pinta Rafael al que llama “El último beso”, sin que nadie sepa con seguridad a quien iba dedicado.
Sin embargo, al editar esta novela con Grupo Editorial Europa pensé que ese nombre inicial era hermoso pero no reflejaba el fondo de la trama. Al meditar sobre cómo podría llamarla tenía abierto en el ordenador mi blog por su página de inicio. De ahí surgió el nombre LA NIEBLA DE LOS RECUERDOS.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Antonio Ulled por habernos dedicado su tiempo y le deseamos buena suerte con La niebla de los recuerdos
Esto es todo por hoy… nos vemos próximamente con tantas novedades…
Un abrazo
Rachele