«Me gusta, ante todo, conocer el sabor de la vida, a partir de este conocimiento y sentimiento se inicia, para mí, el proceso de creación. La inspiración nace, sin embargo, de la vivencia del presente absoluto…»
Hoy vamos a hablar de «El Caballero de la Rosa» escrito por Martina Zalguizuri Blásquiz y publicado por el Grupo Editorial Europa
He aquí algunas palabras sobre la autora…
Martina Zalguizuri Blásquiz nació en Mauleón, el 7 de julio de 1960.
Cursó estudios de Historia y de Filología Hispánica en la Universidad Toulouse-Le-Mirail de Toulouse y estudios de Psicología en la UOC (Universidad Oberta de Barcelona). Está titulada por la Cámara de Comercio e Industria Francesa y por la Alianza Francesa en Traducción.
Está titulada, igualmente, por la Escuela de Arte Dramático y Danza de Madrid y por el Conservatorio de Música de Mourenx en Flauta de Pico.
En el Grupo Editorial Europa entrevistamos a Martina Zalguizuri Blásquiz para conocerla mejor y descubrir algo más sobre su libro «El Caballero de la Rosa»
A continuación ofrecemos la entrevista…
¡Buena lectura!
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
Me gusta decirles que no escribí, ni escribo para ser leída.
Me agrada y sorprende, a la vez, se interesen por las frases y palabras que surgieron de un deseo urgente de transcribir, no aquello que estaba viviendo, sino la suerte de zumo amargo secretado por el ansia de permanecer, cuando la vida me estaba exprimiendo
¿Viva?
Me hallo exactamente detrás de ellas: mi mirada, mi sentimiento, el que vivo ahora… y ellas se sitúan atrás en el tiempo, a pesar de que asuma la responsabilidad de haberlas escrito. Son una “memoria” presente, suelo volver a leerlas, con siempre y cada vez menos ganas de sumergirme en su lectura.
Nuevas frases, nuevas palabras brotan hoy, supongo que a raíz de un trance que supone la ruptura y destrucción de un espacio que de ningún modo debe limitar nuestra presencia en el mundo, sencillamente.
Recuerdo algunos febriles momentos, tecleando en el vacío con la yema de los dedos, envuelta en aquel sudor del combate por no perder la lucidez y mantener el rumbo.
Esos “escritos” no existen, quizá tan sólo fueran borradores; eso sí, su huella se adivina en mi cuerpo, mi coraza, que no mi corazón.
¿Hay un momento en particular que te empujó a escribir este libro?
Este libro reúne textos escritos a lo largo de unos diez años; realicé una selección antes de reagruparlos por categorías.
En otras palabras, no decidí escribir un libro; desde siempre, escribo, y, suena como suena, “cuando me siento a escribir”.
Me gusta, ante todo, conocer el sabor de la vida, a partir de este conocimiento y sentimiento se inicia, para mí, el proceso de creación.
La inspiración nace, sin embargo, de la vivencia del presente absoluto.
Decidí probar suerte enviando mi trabajo a una editorial cuando constaté que disponía de un volumen de material suficiente y que este último concentraba un surco, una historia muy personal cuyas raíces se hallan en la infancia, la aurora de un día cualquiera, diría que en la prehistoria de la humanidad, a pesar de que nuestra memoria sea también capaz de aprehender la historia de todo ser.
Me di cuenta de que este corpus de textos hablaba de vida, sin más, de amor, de libertad, de amistad, de naturaleza, palabras que nos llegan a todos por igual.
¿Qué planes tiene para el futuro?
Vengo escribiendo algunos textos en francés y en castellano; los voy reservando.
Ahora no dispongo de demasiado tiempo, así que son cortos, sin embargo, no descarto lanzarme en un proyecto más ambicioso, como un relato corto o un ensayo.
Me gusta lo que estoy haciendo, tengo la impresión de que mi escritura es cada vez más cruda, ácida, acertada, en el sentido de que consigo acercarme al blanco.
Recopilaré este material y espero que también pueda ser apreciado. Pendiente de publicación, un cuento para niños de 9 a 109 años, que vio parcialmente la luz en 1999 y que acabé hace pocos años.
Escribir siempre ha sido una vocación para mí, no obstante, el proceso de maduración es lento en mi caso. De niña, pasaba horas escribiendo cartas interminables con rotuladores de diferentes colores, luego fui apuntando poemas cortos en un cuaderno, ya que, a pesar de los múltiples intentos, jamás conseguí llevar un diario personal: tan sólo se me ocurrían tonterías…
No tengo nada que decir, pero sí muchas ganas de seguir escribiendo, le da forma a mi pensamiento y ello me invita y permite pensar mejor e imaginar un futuro poblado de palabras y líneas trazadas sobre hojas blancas, con fuente negra.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
A muy temprana edad.
Uno de mis primeros recuerdos, era todavía un bebé, ya me hizo tomar consciencia de que lo que veían mis ojos debía tener un nombre: la realidad era percibida, faltaba el significante; mi posterior indignación dio fe de ello. Supongo que en aquel instante surgió mi auténtico amor por las palabras, las que aprendí e intercambié con mi abuelo, que me enseñaron a plasmar en una hoja de papel o una pizarra en la escuela, y las mismas que me descubrieron el increíble universo del entendimiento, de la poesía y de la luz.
Una consciencia en aparte, un espacio para la creación, el arte, el sagrado templo de la ética: sin ella, las palabras carecen de música, son ruido, contaminación acústica.
La lectura pronto me cautivó, Flaubert, la Marquise de Sévigné, Daudet y otros grandes escritores, me permitieron apreciar la belleza de los textos, de la historia que encierran, la poesía se elevaba y desprendía de las páginas de los libros, en forma de notas musicales, sordas, pero con la magia del milagro.
Es lo que sigue guiando mi mano al escribir.
¿Qué valor tiene el riesgo en su vida?
Todo depende de si lo puedes contar.
Nunca he buscado vivir la emoción del riesgo, ni en coche ni practicando deportes de riesgo. Sin embargo, he tomado muchas decisiones arriesgadas a lo largo de mi vida, porque sí, porque deseaba realmente hacer aquello que me había propuesto.
No me he detenido a calcular su valor, hoy, tan sólo puedo decir que tiene un precio, a veces muy alto.
Supongo que, si te propones vivir tu vida, acercarte a las cosas que realmente tienen valor, apreciar la belleza, el riesgo te acompaña a todas partes.
Ojos bien abiertos y un corazón sano son indispensables para andar el camino si todavía sigues buscando un punto de referencia fijo, un lugar con puertas y ventanas que te sea posible abrir y cerrar, con llave si viene a cuento. Arriesgarlo todo por conservarlo todo, sí, merece la pena.
Todo depende de aquello que tenga valor para ti.
En otras palabras, no le doy valor al riesgo en sí, sino que le doy valor a aquello que lo tiene: así de sencillo.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Martina Zalguizuri Blásquiz por haber respondido a nuestras preguntas y le deseamos buena suerte con su libro «El Caballero de la Rosa»
Nos vemos la próxima vez…
¡Besos y abrazos!
Rachele