«Usted, querido lector, no existe para complacer a nadie. No está en este mundo para dudar de lo que sabe perfectamente que tiene que hacer, no está para sumirse en un bucle de problemas triviales que a nada llevan. No está para existir, está para vivir…»
Bienvenidos de nuevo amigos lectores, hoy vamos a profundizar sobre Verdades del alma escrito por Amaia Irigoyen Lassa y publicado por el Grupo Editorial Europa
Mientras tanto vamos a averiguar un poco más sobre quién nuestra joven autora…
Amaia Irigoyen Lassa tiene 19 años y hasta ahora ha publicado dos poemarios. El primero, Mis más sinceras disculpas, salió a la luz en 2019, y el segundo, Verdades del alma, este año, en 2021.
Actualmente estudia la carrera de Filosofía en la UNED de Pamplona, su ciudad natal, donde reside a día de hoy. Además de su ocupación literaria, también hace vídeos para su canal de Youtube, “Frikadasaparte”, donde divaga sobre las cuestiones del día a día, o habla de cosas más triviales como música, películas…
Hablando de Verdades del alma podemos decir que es una pequeña joya de poesía que se desarrolla sobre temas fuertes como las injusticias sociales, la xenofobia, la homofobia, el consumismo descontrolado, sin perder nunca de vista la esperanza y el optimismo
Verdades del alma, escrito por Amaia Irigoyen Lassa y publicado por el Grupo Editorial Europa nos ha parecido tan atractivo e interesante que hemos decidido conversar con la autora
A continuación ofrecemos la entrevista…
¡Buena lectura!
¿Qué significa libertad para usted?
La libertad puede tener una amplísima variedad de respuestas, y esto ocurre ya no solo hablando de la inmensa cantidad de personas distintas que habitamos este planeta (por ende, diversas opiniones), sino también dentro de uno mismo. Este es mi caso.
Me planteo la libertad en función del contexto del que estemos hablando, del punto de mi vida en el que me encuentre, o incluso con el humor que me pilles en ese momento del día.
Actualmente, y mientras escribo esta respuesta, para mí la libertad iría ligada de la paz, de ese dejarse llevar por lo que me depara el futuro, y sobre todo alejándome de todo aquello que me dañe, en especial terceras personas.
Quiero poder disfrutar plenamente de lo que de verdad siento que me apasiona. La filosofía, a pesar de las pocas salidas laborales que tiene, es una de ellas. No entré a mi carrera por ganar dinero, o por el fin al que esta me pudiera llevar. No es un puente. Es el final en sí, el disfrutar de todo los conocimientos que me vayan a brindar estos años.
El simple hecho de que pueda descubrir y desarrollar un criterio propio del que muchos pasan hoy en día, ya me hace sentirme libre.
Supongo que, a día de hoy y mientras escribo esto, lo que más se asemeja a mi concepto de libertad es ese “voy a hacer lo que me dé la real gana”. Pasar olímpicamente de lo que se diga sobre mí, sobre mi trabajo, sobre lo que hago o dejo de hacer, que si esto está bien o está mal…
Mi preciado clavel, la materialización de la libertad (o su símbolo, para mí), sería llegar a ese punto donde, haga lo que haga, siempre sea por decisión propia, porque yo y solo yo decida qué hacer con mi vida, con mis errores y mis aciertos.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro? ¿Se imagina un mundo sin libros?
Debo ser sincera, y creo que esto lo he dicho pocas veces. Este libro lo empecé a escribir junto a un tercero (escribía de forma paralela los dos a la vez) justo después de terminar Mis más sinceras disculpas.
Soy una caja de pensamientos continuos andante, y no puedo dejar la pluma de lado en ningún momento. Siempre tengo algo que escribir, siempre tengo alguna idea rondándome la cabeza a la que le puedo dar rienda suelta y sacar incluso una trilogía si me lo propongo.
No hay un momento exacto donde diga “Sí, lo tengo decidido. Voy a escribir Verdades del alma«. Y creo que esto es algo que, a todo aquel que se haya puesto a escribir por vocación y no por otras cuestiones, nos ha pasado.
Cuando uno decide comenzar a escribir un libro, un artículo, un relato corto, un poemario, … lo que le venga en gana, no lo hace pensando. Intento explicarme de la mejor forma posible y que mejor se pueda entender, pero es como si te sintieras llamado a ello. Sientes la necesidad de sacar de ti algo, una historia, un sentimiento, un algo que golpea tus entrañas y que no va a dejar de hacerlo hasta que lo plasmes en el papel. Eso es un libro, un texto, un poemario… un escrito de verdad.
Actualmente, este tipo de libros son escasos. La gente no tiene vocación por lo que escribe, sino por la remuneración o prestigio que esto le pueda dar. Estos fines tan banales, tan poco pasionales, es lo que hacen que sus escritos no merezcan la pena ni para calzar una mesa.
Y con respecto a la segunda pregunta, por supuesto que no me imagino un mundo sin libros. Pero no porque desee con todo mi corazón que esto jamás ocurra (que también, eso es obvio), sino porque, pensándolo de manera racional, es imposible.
El ser humano está hecho para pensar, aunque sea un poco (como se está demostrando hoy en día). Es completamente imposible que, entre esa gran masa de personas que habitamos el planeta, yo haya alguien, aunque sea uno solo, que no tenga la necesidad esa de la que he hablado antes. Ese empuje interno en la zona del pecho que te obliga a poner palabra tras palabra todo aquello que llevas dentro. Los libros, aunque no estén escritos, siempre existirán, pues mientras haya cerebros, seres humanos, esa capacidad pensante tan bella y tan nuestra, habrá historias, pensamientos que jamás se apagarán.
¿Qué planes tiene para el futuro?
Mis planes de futuro tampoco son nada del otro mundo a decir verdad. Es de las cosas más mundanas que existe. Lo que más quiero actualmente para mi futuro es independizarme. Estoy deseando hacerlo, y mi motivo va muy ligado a esa primera pregunta sobre la libertad que se me ha hecho. No es que en mi casa me sienta oprimida ni mucho menos, pero quiero experimentar esa sensación de responsabilidad y control absoluto.
Y ya que estamos, soñemos un poco y hablemos de esos deseos para el futuro no tan cercanos, pero tampoco imposibles. Me encantaría poder vivir (aunque sea parcialmente) de la escritura. Nunca voy a dejar de hacerlo, eso está claro. Tengo demasiado que aportar en este campo y no voy a callar esos golpes internos que deben salir de mí.
También me gustaría poder tener cierto éxito con lo del canal de Youtube. Por muy mal que os suene, mis queridos lectores, esa es la verdad, y no me avergüenzo de ella. Me encanta el mundo audiovisual, y me encanta hablarle a la cámara, expresarle lo que siento y pienso y tener ese pequeño rinconcito de Internet donde sentirme segura y acogida. Es un proyecto a largo plazo al que no le quiero poner presión. Simplemente disfruto de él y, si finalmente logro ese sueño, me llenará el alma de mil y una formas distintas.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
Mi pasión por la escritura es algo arraigado en mí desde que nací. Vengo de serie con ello digamos, como si fuera una pieza fundamental de aquello que forma mi ADN.
Lo he dicho en múltiples ocasiones, ya sea en entrevistas o de forma personal: escribo desde que tengo uso de razón. Comencé a escribir en diarios, como hemos hecho muchos de nosotros de pequeños, para explicar mis pensamientos, mis secretos (mala idea escribir tus secretos, creedme), mis pesares, mis alegrías… lo escribía todo. Si alguien de verdad quiere conocer a la Amaia de 6, 7, 8 años en adelante, solo tiene que leer mis diarios y ya me conocerá mil veces mejor que mucha gente de mi alrededor en esa época. Conforme fui creciendo, dejé los diarios a un lado (o no, dependía de por dónde me diera el aire en ese momento), y comencé a adentrarme en el mundo del relato corto. Principalmente escribía las historias que soñaba, hacía pequeños cuentos que mi padre después me ayudaba a encuadernar y que todavía conservo. Esto me vino de maravilla, y creo que es de las cosas que más me ayudaron a llegar a donde estoy hoy en día. Lo que hacía era entregárselos a mis profesoras de Lengua Castellana (cuestión por la cual mis compañeros de clase se burlaban de mí, llamándome cosas como “pelota” y adjetivos por el estilo), y ellas me ayudaban con las faltas de ortografía, de puntuación y demás cuestiones gramaticales.
A raíz de esto comencé a presentarme a concursos de relato corto. Algunos los ganaba, otros no, pero lo que me importaba no era el premio, sino aprender a enfrentarme al tema sobre el que teníamos que escribir. Trataba de sorprenderme a mí misma.
Una vez me preguntaron para quién escribía, que siempre debía tener a un público en mente para poder llegar a ellos. Mi respuesta sigue siendo la misma que la de ese momento, aunque a mi receptor no le convenciera para nada. Yo escribo para mí, y para nadie más. Si alguien quiere disfrutarlo bienvenido sea. Pero yo no escribo para complacer a nadie, salvo a mí misma.
¿Qué le quiere decir a sus lectores?
Lo que más me encantaría hacer con mis lectores sería pasar tardes enteras en una cafetería charlando de todo y nada. Pero como eso no va a ser posible (al menos no con todos), intentaré ser breve mediante esta vía.
Querido lector. Ahora me dirijo a ti expresamente, dejando de lado en el lugar donde esté leyéndome. Quiero que se evada, aunque sea por un mísero momento, de todas aquellas preocupaciones que le llenan la cabeza de remolinos. ¿En qué piensa ahora que se han ido? ¿Cuál es la cuestión que hace palpitar su alma? ¿Qué le está pidiendo el cuerpo? Quiero que se escuche, que se anteponga, que se exprese y se sienta. Quiero que se libere de los señores Don creí que y Don pensé que. Quiero que se plante cara, que aprenda a decir “no, hasta aquí”. Que se vista con sus mejores galas todos los días, que tapone sus oídos, que mande todo a la mierda y sentencie a quien tenga que sentenciar. Usted, querido lector, no existe para complacer a nadie. No está en este mundo para dudar de lo que sabe perfectamente que tiene que hacer, no está para sumirse en un bucle de problemas triviales que a nada llevan. No está para existir, está para vivir.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Amaia Irigoyen Lassa por haber respondido a nuestras preguntas y le deseamos buena suerte con su libro Verdades del alma
Hoy os saludo, y nos vemos próximamente con tantas novedades en puerta…
¡Besos y abrazos!
Rachele