
«Se supone que el perdonar nos libera. Es una idea extendida desde la religión hasta la autoayuda y los buenos consejos. Creo que es cierto, que el llevar dentro el agravio resulta una carga, pero transitar por el proceso de llegar hasta el perdón, cuesta. Es lo que le sucede a mi protagonista, como ser humano que es…»
Queridos lectores, hoy vamos a conocer a Ingrato es el perdón, escrito por Cristina Vázquez Salinero y publicado por el Grupo Editorial Europa.
Ingrato es el perdón es una novela de grandes potencialidades descriptivas, marcada por un lenguaje sencillo, pero intenso, a través del cual la autora nos acompañará en una red de acontecimientos inesperados e irreversibles que mantendrán viva la atención del lector desde el principio hasta el final.
¡Un libro que no se puede pasar por alto!
Ingrato es el perdón, nos ha parecido tan atractivo e interesante que en el Grupo Editorial Europa aprovechamos la oportunidad para entrevistar a Cristina Vázquez Salinero y descubrir algo más sobre su obra.
¡Ya estamos listos para leer nuestra entrevista!
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
Espero que este libro os permita vivir una historia de la que disfrutéis. En él encontrarán una parte de intriga, un thriller, en el que la protagonista, una mujer joven con su vida ordenada, se ve obligada a investigar y descubrirá una historia oscura del pasado, en el que estuvo implicada su familia. Por otro lado, la llegada de un inesperado regalo, va a enfrentarla a revisar su realidad. Piensa que quizás ha estado viviendo en un espejismo y tiene que empezar a colocar valores y certezas en una escala diferente.
Las circunstancias nos obligan a adaptarnos o rebelarnos frente a lo que surge. Laura se enfrenta a esta dualidad que no le resulta fácil, pues sus sentimientos y entorno se ven zarandeados. En esta andadura la acompañan personajes que la ayudan y otros en los que descubre una dimensión inesperada de su propia existencia.
Espero que os interese, divierta y emocione. Que podáis identificaros, tomar de la mano a la protagonista y recorrer con ella el espacio de vida en que tuvo que aprender y descubrir tantas cosas.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
No especialmente. Me aparecen historias, personajes, situaciones que me rondan la cabeza y tengo que darles forma, vida. Siempre me interesan temas en los que aparezca un sustrato familiar. Creo que la familia, las circunstancias que nos han tocado vivir de amor, desamor, abandono, seguridad o inseguridad, van a condicionar una gran parte o la totalidad del futuro. Esto le sucede a mi protagonista también, como a todo ser humano, y creo que eso facilita la identificación del lector. La familia es el crisol del mundo, en ella se da lo mejor y lo peor del ser humano y a quien afecta es a un ser inocente que, para sobrevivir o entender, tiene que crear sus propios mecanismos de defensa.
Me gusta proponer situaciones atípicas que se desenvuelven bajo una aparente normalidad, en la que hay que ir rascando poco a poco para descubrirlas. Es lo que llamo literatura de tono menor, una en la que el lenguaje, la forma y cómo se desenvuelve lo cotidiano va llenándose de insinuaciones, detalles que permiten descubrir la historia que surge debajo.
¿En qué escritores se inspiró?
En ninguno en especial. Desde pequeña me ha gustado mucho leer, es una pasión. Supongo que la mezcla de diversos autores te conforma, de manera inconsciente, un gusto, un modo de entender la literatura.
Puedo decir muchas cosas de la bondad de leer, aunque todas ellas están dichas. La posibilidad de vivir otras vidas, de entrar en ambientes desconocidos, de viajar, de imaginar, reír y llorar.
Lo que para mí significa acabar un libro que me ha gustado, es un tesoro, pero también alguna vez ha sido afrontar una pequeña muerte. Despedirte de esos personajes que han poblado tu vida, su lenguaje y circunstancias, es un privilegio. Se pasan unos días de vacío, echándoles de menos o recordando sus frases y luego, la realidad te vuelve a arrastrar a ser quién eres y a tener la certeza de que otro libro aparecerá en el horizonte. Es una búsqueda apasionante, igual que, como escritora, siempre piensas que la siguiente novela será la que por fin sea la perfecta.
Otro don de leer es que, de alguna manera, conectas con personas diferentes, formando una comunidad que participa de un mismo acto, de una misma emoción. Marguerite Yourcenar, al acabar Las Memorias de Adriano, dijo que creaba una cadena de eslabones que nos permitía dar la mano al emperador a través de los siglos. Eso es la magia de la lectura. El libro y tú, nada más.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
Desde pequeña. Guardo recortes de cuentos publicados en la revista del colegio y cuadernos con historias y poemas, que van transitando de la infancia a la adolescencia, juventud… En fin, a la vida. Cuando mi trabajo ya no era tan exigente, dediqué más tiempo a la escritura. Fui a talleres de escritura y fundé con tres amigas escritoras una revista literaria mensual on line, Nuevo Akelarre Literario, que ya lleva diez años de existencia.
Entonces surgió la vocación de publicar y escribir una obra. Un escritor sin lector es una oración incompleta, pero comenzar a andar el camino es arduo y satisfactorio a la vez. Una vez oí al escritor español Luis Landero, Premio Nacional de Literatura, que escribir una novela era como plantar un melonar, trabajoso, difícil, para luego no saber si los melones van a salir buenos o malos. Es un buen símil. Escribir es muy difícil, también apasionante y divertido.
Cuando publicas un libro te sientes vulnerable. Detrás de ello hay dudas, trabajo, correcciones. No recuerdo qué escritor decía que escribir es corregir. Stefan Zweig cuenta que una vez salía sonriente de su despacho y, al preguntarle su mujer por qué estaba tan contento, le respondió que acababa de tirar un capítulo entero a la papelera. Así que si grandes autores dudan, qué no será del resto. Al fin y al cabo, te expones a la mirada del otro, a ser valorado por ojos desconocidos y eso siempre es perturbador, algo no exento de valentía o inconsciencia.
¿Por qué eligió ese título?
Pregunta difícil de responder. Elegir un título me resulta complicado. Por un lado, quieres que resuma en una frase tu novela, encontrar aquella que pueda resultar significativa, pero también deseas que sea sonoro, atractivo. En fin, se abre un abanico de posibilidades que tachas, amplias o mezclas.
Al elegir este nombre, pensé que resumía una conclusión a la que llega la protagonista frente a una realidad que le ha tocado vivir.
Perdonar es difícil. Obliga a hacer una reflexión dolorosa para exorcizar el daño infligido. En muchos casos la afrenta es injusta y cuánto más próximo es quien la comete, aunque sea de manera inconsciente, más doloroso resulta.
Se supone que el perdonar nos libera. Es una idea extendida desde la religión hasta la autoayuda y los buenos consejos. Creo que es cierto, que el llevar dentro el agravio resulta una carga, pero transitar por el proceso de llegar hasta el perdón, cuesta. Es lo que le sucede a mi protagonista, como ser humano que es. Sin duda, en este caminar hacia el perdón surgen sentimientos no solo de injusticia, sino también de profunda ingratitud por el daño o la deslealtad que ha sufrido.
Hay libros que los comprarías solo por el título, son pura poesía y hay autores que tienen un especial don para titular sus obras.
En el fondo, es el último cierre, el broche que dice fin. Otra posibilidad es que una frase signifique la inspiración para una obra.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Cristina Vázquez Salinero por su amabilidad y le deseamos buena suerte con Ingrato es el perdón.
Queridos lectores, ha llegado el tiempo de los saludos, hasta pronto con muchas novedades literarias…
Besos y Abrazos
Rachele