«Es esencial aprender del dolor propio para ser empáticos con el dolor ajeno, y entender que todo es transitorio. Nada permanece estático y nuestra vida no está escrita de antemano…»
Queridos lectores, hoy vamos a averiguar sobre LA VIDA Cuando Duele el Alma, escrito por María José Cerezo Merino y publicado por el Grupo Editorial Europa.
LA VIDA Cuando Duele el Alma es una obra llena de intensidad y verdad, escrita en una manera simple, lineal pero increíblemente efectiva. Es una historia de vida, de dolor, de sufrimiento, pero también de optimismo y de deseo de búsqueda de un mayor autoconocimiento y aceptación de sí mismo.
Ya sé que no pueden esperar para saber más, y es por eso que a continuación os presento la entrevista a María José Cerezo Merino para conocerla mejor y descubrir algo más sobre LA VIDA Cuando Duele el Alma, publicado por el Grupo Editorial Europa.
¡Buena lectura!
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
La vida nos enfrenta a momentos muy duros y difíciles de sobrellevar; sin embargo, debemos enfrentarlos con valentía y resiliencia. Es esencial aprender del dolor propio para ser empáticos con el dolor ajeno, y entender que todo es transitorio. Nada permanece estático y nuestra vida no está escrita de antemano; somos nosotros quienes escribimos nuestra propia historia. Nada sucede por casualidad. A mis lectores les quiero decir que, por experiencia, sé que: “¡En esta vida nada es imposible!” Somos nosotros quienes nos ponemos límites. Nuestra mente, junto con nuestros miedos, crea cadenas que anulan la creatividad innata en el ser humano, destruyendo la autoestima y el amor propio. Nos acomodamos en la autocompasión, alimentamos la tristeza, y nos resulta más fácil quedarnos en esa situación. Nos quejamos de nuestra mala suerte en vez de usar nuestros recursos internos para luchar contra ese estado emocional. La vida es un viaje de aprendizaje constante, y solo depende de nosotros cómo enfrentar los desafíos que se nos presentan. La clave está en no rendirse y seguir adelante, sabiendo que cada experiencia, por dolorosa que sea, tiene algo valioso que enseñarnos.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Sí, hubo un momento decisivo. Aproximadamente en 2004, cuando tenía 44 años, por casualidad, en la biblioteca del pueblo donde vivía entonces, encontré el libro “VIDA DESPUÉS DE LA VIDA” de Raymond A. Moody Jr. Después de leerlo, sentí que todo lo que había guardado dentro de mí debía ser expresado. Pensé que escribir un libro sería la mejor manera de hacerlo, pero en ese momento no era el tiempo adecuado. Mi vida estaba atravesando situaciones muy difíciles, llenas de incertidumbre y complicaciones. A nivel personal, estaba enfadada con la vida, emocionalmente rota y hundida, pero tenía que aparentar fortaleza y ser un pilar para mi familia. La idea de escribir mi biografía permaneció en mí, latente. En marzo de 2023, decidí realizar un curso online de escritura. Sentí que, por fin, había llegado el momento. En 2024, autopubliqué este mismo libro a la vez que había enviado el manuscrito a Europa Ediciones, tras su valoración positiva, decidí publicar con la Editorial y en este mismo año adquirí el libro “Vida después de la Vida”. La escritura siempre ha estado en mi vida como forma de sanar.
¿Qué representa el dolor para usted?
El dolor es un recordatorio constante de mi pasado. Creo que jamás experimentaré dolores físicos tan intensos como los que soporté a los seis años; no había una parte de mi cuerpo que no doliera. Quizás por eso hoy soporto el dolor con mayor facilidad. En una escala del 0 al 10, mi tolerancia es de nivel 8, lo que me permite llevar una vida completamente normal a pesar del dolor; si aumenta, tomo medicación para disminuir su intensidad. Sin embargo, en ocasiones, nuestro dolor no es solo físico; ¡vivir duele! Todo ser humano atraviesa momentos difíciles y amargos, que forman parte de nuestra existencia y nuestro proceso de aprendizaje. Si no aprendemos en cada caída, la vida se encargará de ponernos nuevamente a prueba. El pasado es el lugar donde obtenemos la aprobación en las asignaturas de la vida; el presente es donde debemos aplicar lo aprendido, para que en el futuro no tengamos que repetir las lecciones. Cada día es un regalo, y depende de nosotros cómo lo enfocamos. A veces lo disfrutamos, y otras veces, nos toca aprender de él.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
Mi pasión por la escritura nació cuando tenía ocho años. En esa época, escribía a escondidas en mi cuarto, sin querer que mi madre se enterara de la tristeza que me invadía. Mi diario, o, mejor dicho, un simple cuaderno de dos rayas se convirtió en mi refugio. Escribía palabras mal formadas, con faltas de ortografía que hacían casi imposible su lectura. Pero para mí, era una forma de desahogarme. Había aprendido a volcar en esas páginas toda mi frustración y mis pensamientos negativos. A pesar de que, muchas veces, las lágrimas mojaban tanto el papel que la mina del lápiz lo rompía, seguía escribiendo. Con el tiempo, dejé de escribir diarios y comencé a inventar historias. De alguna manera, esas historias reflejaban mis emociones y pensamientos. Al final de cada una, intentaba extraer un aprendizaje, una especie de moraleja que me ayudara a entender mejor lo que estaba viviendo. Escribir siempre ha sido mi forma de conectar conmigo misma y con el mundo, y continúa siendo una herramienta esencial en mi vida.
¿Por qué eligió ese título?
Elegí ese título porque “La Vida” ha sido una constante en mis pensamientos y cuestionamientos. Durante muchos años, especialmente en mi infancia, adolescencia y juventud, cuando estaba sola, me preguntaba: ¿Por qué soy diferente? En la adolescencia y juventud, me cuestionaba: ¿quién le dio permiso a la vida para cambiar la mía? A los 44 años, me preguntaba: ¿Qué vida habría tenido si no hubiera pasado lo que pasó? En todas estas preguntas, la vida siempre estaba presente. Por eso decidí, junto con mi hija Sara, que la vida sería la protagonista de mi libro. El subtítulo, “Cuando Duele el Alma”, lo elegí en honor a mi madre. La maternidad y la crianza de mis hijas me enseñaron a valorar y empatizar con el dolor de los demás, comprendiendo el sufrimiento de mis padres, especialmente el de mi madre. El dolor que siente una madre cuando algo les ocurre a sus hijos trasciende el dolor físico. Y, si alguna vez tuve dudas, la vida me lo dejó claro en 2002. En ese momento, entendí que a mi madre realmente le había dolido “el alma”.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a María José Cerezo Merino por habernos dedicado su tiempo y le deseamos buena suerte con LA VIDA Cuando Duele el Alma.
Este es todo por hoy… nos vemos próximamente con tantas novedades en puerta.
Besos y Abrazos
Rachele