«La verdad es que esta antología es un collage de momentos reales e imaginarios. Y me atrevería a decir que sin esos momentos, también los de mentira, yo hoy no sería yo. Al final es una especie de retrospectiva…»
Queridos lectores, hoy vamos a hablar de De cielo y asfalto, escrito por María Rodar y publicado por el Grupo Editorial Europa.
De cielo y asfalto es un poemario genial y lleno de profundidad, es una antología que contrapone dos temas similares y diferentes al mismo tiempo: el cielo como metáfora de la fantasía y la ilusión, el asfalto como un retrato de la realidad más dura, que, a su vez, lleva consigo muchas otras ilusiones…
Interesante, ¿verdad?
Es por eso que en el Grupo Editorial Europa entrevistamos a María Rodar para descubrir algo más sobre De cielo y asfalto.
A continuación ofrecemos la entrevista a la autora…
¡Buena lectura!
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
De cielo y asfalto es una antología de mis entrañas. Las encontraréis en estas páginas, servidas en bandeja y maridadas con un prisma fantástico. Creo que lo bueno de que sea algo visceral es que por dentro no somos tan distintos.
Si el lector ya ha adquirido este libro significa que ha tomado la decisión de entrar conmigo en este laberinto de espejos. Y no puedo más que agradecerle la confianza. Liberad a vuestro niño interior y dejad que se pierda y se encuentre en este mundo de nubes y demonios.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Hace un año decidí recopilar algunos escritos que tenía desperdigados por aquí y por allá. Por pura curiosidad, para ver qué pasaba. Al releerlos encontré un hilo del que tirar y bueno, ya sabemos qué pasó. Seguí escribiendo y aquí está el libro.
La verdad es que esta antología es un collage de momentos reales e imaginarios. Y me atrevería a decir que sin esos momentos, también los de mentira, yo hoy no sería yo. Al final es una especie de retrospectiva.
La infancia es un punto de partida, claro, aderezada con matices fantásticos que invaden el libro entero. Pero también nos perdemos en el choque con la edad adulta. A veces parece que los monstruos de debajo de la cama nos hayan acompañado hasta la adultez.
¿Qué representa la fantasía para usted?
La fantasía es un limbo que nos permite hablar de temas conflictivos sin caer en lo evidente. Con ella disfrazamos la realidad, incluso la más oscura, y soñamos que es más bella.
Además, existe una conexión tremenda del género con la infancia. Y creo que a un nivel muy primario nos permite volver a jugar a cazar estrellas, ranas o dragones. Y esa es la mayor libertad que, a mi entender, puede tener un creativo.
El libro aborda algunos temas preciosos y clásicos como son el amor y la familia, pero se complica cuando empiezo a tocar temas como la ansiedad y la salud mental. Ahí es cuando la fantasía genera la magia.
Es difícil para alguien que no ha vivido nunca un ataque de pánico imaginar qué es lo que se siente, pero todos reconocemos la magia de los cuentos. Creo que nos acerca desde la empatía.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
Para mí escribir es como el andar. En algún momento que no recuerdo de la infancia aprendí a hacerlo, y desde entonces no he sabido existir sin tomar notas.
Crecí escribiendo tomos y tomos de diarios que acumulaba en mis estanterías. Si me tropezaba con una piedra al rato añadía un capítulo nuevo. Lo anotaba por si acaso. Como el que guarda recuerdos en un baúl sin fondo.
Con el tiempo empecé a inventarme esas piedras, y descubrí que además de guardar recuerdos podía inventar historias.
Fue ya en la universidad que empecé a escribir ficciones y a especializarme en la escritura cinematográfica, pero lo que es escribir… no sabría decirte cuándo empezó.
¿Por qué eligió ese título?
Los primeros poemas de este libro nacieron antes de que supiera que iban a convertirse en una publicación. Los escribí desde las tripas, sin intención ninguna de generar una cohesión. Años después, decidí recopilar esos volcados mentales de aquí y allá y me di cuenta de que tenían dos temas comunes y antagónicos, que bauticé como “cielo” y “asfalto”.
Para mí la antología es un canto a las luces y sombras de nuestra mente. El cielo representa la fantasía, lo bello que surge de nuestras cabezas, que por otra parte no tiene por qué ser la verdad. Autoengañarse puede ser tan bello como nocivo. El asfalto por otra parte es lo que llamamos “realidad” en nuestros peores momentos. Que no es sino otra confabulación de la mente. Otra verdad a medias en la que el simple hecho de estar vivo es un castigo.
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a María Rodar por habernos dedicado su tiempo y le deseamos buena suerte con De cielo y asfalto.
Por el momento es todo, nos sentimos muy pronto con un montón de noticias para contarles…
¡Besos y Abrazos!
Rachele