«Soy un apasionado de la historia, pero especialmente siento debilidad por los personajes que de una u otra manera han quedado en el espacio de la historia, aunque la literatura no haya sido justa con ellos. Creo que es donde los autores como yo, encontramos una oportunidad en la novela histórica…»
Queridos lectores, hoy vamos a hablar de Dieciséis años sin «Desperdicios «, escrito por Nicolás Sampedro Arrubla y publicado por el Grupo Editorial Europa.
Dieciséis años sin «Desperdicios» es una novela histórica muy cautivadora que nos cuenta las experiencias y las aventuras de un torero llamado Manuel Domínguez.
Nuestros lectores solo se quedarán fascinados por el carisma de este personaje y es por eso que en el Grupo Editorial Europa decidimos entrevistar a Nicolás Sampedro Arrubla para poder descubrir algo más sobre Dieciséis años sin «Desperdicios».
Ya estamos listos para leer nuestra entrevista…
¿Qué le gustaría decirle a sus lectores?
Desde que tuve el privilegio de publicar mi primer libro en el 2014, me hago esa pregunta.
Intento crear una conexión con los lectores que tengo a mi alcance para hacerlo. No sé por qué, pero me gusta comparar la historia que he querido contar, con la que ha creado cada persona en su cabeza.
Le diría a mis lectores, que en «Dieciséis años sin «Desperdicios», encontrarán una novela histórica basada en la experiencia de un torero, Manuel Domínguez. Un personaje de la vida, que en el fin de su aventura americana, como muchos en busca de fortuna, se encuentra con un personaje que en ningún momento llega a dar su nombre, ni grandes detalles de su vida, y que narra en primera persona todo cuanto Domínguez hizo por esas tierras y algunas vivencias dentro de la fragata Amalia.
¿Hay un momento en particular que le empujó a escribir este libro?
Es difícil saber el momento preciso, ya que siempre he tenido la intención de escribir sobre la experiencia americana de Manuel Domínguez, un personaje con una vida llena de aventuras, valiente y fascinante del siglo XIX.
Soy un apasionado de la historia, pero especialmente siento debilidad por los personajes que de una u otra manera han quedado en el espacio de la historia, aunque la literatura no haya sido justa con ellos. Creo que es donde los autores como yo, encontramos una oportunidad en la novela histórica.
¿En qué escritores se inspiró?
Si tuviera que escoger algunos escritores que han sido fuente de inspración para mí, sin duda que la lista la encabezaría el escritor colombiano Álvaro Mutis, creador de un personaje tan fascinante como Maqroll el Gaviero.
Pero hay muchos autores que me han inspirado. Nombraría a Tomás Orts Ramos, «Uno al Sesgo», especialmente en su obra De la sangre del toro…, de 1928. Su obra fue muy extensa, pero ese libro fue su predilecto, además autobiográfico.
Y si me tengo que remontar en el tiempo para nombrar un autor del siglo XIX, tendría que recordar a Manuel Fernández y González, y su libro Las glorias del toreo, de 1879. En esta obra el autor describe episodios novelescos de toreros del final del XVIII y principio del XIX. Figuran como personajes «Cúchares», «Paquiro», «Pepe Hillo», Pedro Romero, «Costillares» o Juan León, entre otros. Un libro donde Grancisco de Goya, llega a ser protagonista de una historia de amor.
¿Cuándo nació su pasión por la escritura?
Supongo que el mismo día que descubrí la pasión por la lectura. Todo comenzó con notas, que poco a poco fueron tomando forma y estructura.
Desde el comienzo me propuse escribir los libros que siempre había querido leer y hasta el momento afortunadamente he cumplido con mis expectativas.
Primero con teoría, técnica y filosofía del toreo, y más adelante me propuse crear un personaje atemporal, carente de nombre y con buen gusto, que pudiera involucrarse en la historia hasta llegar a ser protagonista, narrando situaciones que algunos conocemos y espero que los demás puedan llegar a conocer muy pronto.
¿Por qué eligió ese título?
A lo largo de su vida, Manuel Domínguez fue conocido con varios sobrenombres o motes. “El americano”, “El bravo señor Manuel”, “La jaca tuerta” y especialmente “Desperdicios”.
Además vivió innumerables situaciones durante su vida, algunos triunfos, pero también muchas adversidades. Viajó desde Cádiz con destino Montevideo en 1836 y se embarcó de regreso en 1852. Dieciséis años vividos entre Uruguay, Brasil y Argentina, en los que llegó a desempeñar un sinnúmero de oficios, tales como:
– Torero en Uruguay y Brasil
– Militar en Montevideo en la guerra del Rio Grande entre Uruguay y Argentina.
– Guajiro, enlazando reces.
– Gaucho. Siendo hábil con el cuchillo, diestro con el caballo, enlazando y boleando el lazo de tres bolas.
– Capataz estanciero, como jefe de las faenas de campo principalmente de ovinos y vacunos. Similar a un mayordomo o mayoral, en las estancias patagónicas de las provincias de Buenos Aires.
– Mayoral en saladeros e ingenios, de la pampa y posesiones campestres.
– Cabecilla de gente de campo contra los indios feroces.
– Industrial traficante de acarreos de mercancías del muelles y aduanas.
Son buenos motivos para titular la obra: Dieciséis años sin «Desperdicios»
En el Grupo Editorial Europa agradecemos a Nicolás Sampedro Arrubla por habernos dedicado su tiempo y le deseamos buena suerte con Dieciséis años sin «Desperdicios».
Como cada día ha llegado el momento de saludarnos… Permanecemos en contacto, amigos lectores, ¡porque las novedades que llegan son muchísimas!
Besos y Abrazos
Rachele